miércoles, 18 de febrero de 2009

LA FÁBRICA

Caminando di con la fábrica. La cerraron este lunes después de despedir al 80% de la planta laboral. Tuve curiosidad de ver cómo era por dentro este sitio en el cual se explotaba vilmente a los trabajadores, la mayoría, gente pobre de las atrasadas comunidades cercanas a la ciudad (en este país pasa una cosa curiosa, muestra de cómo se arrastra un pasado rural: de un lado de la carretera estás en un México, todo globalizado, con Wal Marts y sus mac jobs y del otro una comunidad dónde puede verse mujeres vestidas con trajes indígenas y hombres con sombrero y que mantiene un tono de voz diferente con sus giros de lenguaje propios). Entré por una de las ventanas amplias a la cual ya le habían quebrado el vidrio. Dentro, sobre el suelo, estaban las piedras y los pedazos. Olía a excremento y sudor. Deambulé por ahí. Las máquinas, inmóviles, hablaban de decadencia, soledad, un cierto regusto a apocalipsis cercano... Entonces los encontré. Era un pequeño ejército de chavales que se pasaban una botella de mano en mano, se reían como idiotas y fumaban marihuana. Me miraron antes que pudiera hacer algo. Al contrario de lo que pensaba me invitaron a pasar.
-¡Ven, ven! Eres el último... quizá lleguen más...
Me dijeron que, así como yo, empezaron a reunirse todos ellos, desconocidos entre sí en el lugar aquel. Algunos habían ido por curiosidad, con la novia al lado por si se presentaba la ocasión... Otros para fumar a gusto ustedes saben qué. Alguno por simple curiosidad y para romper ventanas (el primero que había llegado). Todos eran chicos de la ciudad. Todos estaban desempleados.
-Yo creo que la gente que usa el internet se quiere mucho... -dijo una chavala-. Miren: siempre que alguien te pasa su correo lees cosas como: vanesitapink@hotmail.com, ednitacosita@yahoo.com, blanquitaosita@planet.es y esas mamadas...
Los demás rieron.
-Nunca encontrarás a alguien que se ponga pendejoenelamor@yahoo.com ó estúpidaperra@hotmail.com.ar ¿verdad?
-Yo tengo -dijo otro, de pie a mi lado, con un pie apoyado sobre la pared-, que es el ego de los mediocres... ¿a ver, cuál es tu correo? -le soltó a la chica que había comenzado la crítica.
Ella contestó:
Risas otra vez.
-¿Y tú, qué haces? -me soltó una pelirroja sentada sobre el suelo y que fumaba como si mañana se acabara el mundo.
-Yo hacía estudios de impacto ambiental... -dije-, pero soy, ante todo, escritor... osea, como dijo Dennis Etchison, alguien apenas dos escalones encima de los poetas, los cuales, se dice, están un escalón encima de los idiotas...
Siguieron riéndose. Me pasaron una botella de cerveza y una carrujo que rehúse, no por no desearlo, sino para evitarme confianzas en la primera cita. Uno de los chicos derivó la conversación hacia la filosofía y la religión de Star Wars... opiné que detestaba la saga... que, como en el caso de los cómics y pelis de cómics, me parecía una seudoreligión para niños inmaduros y débiles mentales... que sólo soporto El Imperio Contrataca y eso porque el guión es de Leigh Brackett, una buena escritora de Ciencia Ficción...
-¡No mames, seguro eres un ringer!
No supe qué decir... si decía que sí tal vez se me echarían encima, si decía que no opinarían que "tenía que ser un fan de Star wars", ¡qué diablos! Les solté:
-Soy un Trekkie...
-Ahhh -exclamaron todos- ¡maestro, maestro! ¡Qué viva Gene Roddenberry!
Me siguieron pasando botellas de cerveza hasta que las rechacé. Me despedí cuando la conversación derivaba hacia la cuestión filosóficamente trascendente de los primeros minutos de Night of the living dead y por qué parece que la cinta se convertirá en una comedia pero no pasa así. Dije que, ese pequeño tropezón de George A. Romero se lo copiaron todos los parodistas y satiristas del cine de zombies, entonces, dándome cuenta que se están haciendo muchas pelis de zombies últimamente pensé que era reflejo de la situación mundial, así como el cine de invasiones extraterrestres serie "B" en Estados Unidos era un símbolo del temor a la amenaza comunista... y, cuando me percaté que no éramos más que zombies también, quise salir corriendo de ahí.
Me despedí de mis nuevos amigos. Salía ya por la ventana cuando la voz de una chica atrás de mí me advirtió que podía cortarme con los fragmentos de vidrio. La seguí hasta la puerta forzada y salimos al campo. Me pregunté qué demonios hacía caminando a mi lado. Estaba tan ebria como yo, así que pronto se me olvidó y terminamos bajo un árbol. Me besaba y lamía.
-Sabes salado -dijo.
-Tú sabes a saliva -le contesté.
-Es que ese wey me estuvo besuqueando...
-Oye, no vaya a venir y me agarre a golpes... ¡quita! -la aparté de mala manera. Se cayó por la colina y rodó hasta abajo. Me arrepentí. Bajé a ver si no se había lastimado.
Se me echó al cuello.
-Llévame contigo -lloriqueó.
Así que, mientras escribo esto, la estoy mirando dormir en mi cama la borrachera. Mañana, tal vez, la lleve a su casa, sino, le pediré que se quede unos días conmigo... es buena revolcándose en la cama la nena. Aunque, ahora recuerdo... no le he preguntado su nombre aún... y no me creo nada que lleve uno de esos nombres cursis en su cuenta de correo electrónico, aunque... nunca se sabe...

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