viernes, 25 de septiembre de 2009

ENTRE ZOMBIES TE VEAS

Estoy en la Ciudad de México... aquella que, dicen, es la más grande del mundo. Después de recibir aquel premio comencé a recibir llamadas de desconocidas a media noche (¡bendita idea de esos que publicaron mi cuento premiado con mis datos!). Entre esas llamaradas... perdón, esas llamadoras, estaba ella. Al principio decidí seguir el juego y decir "sí" a todo lo que preguntaba.
-¿Es cierto lo que dice tu currículum?
-¡Todo!
-¿Entonces eres escritor de literatura erótica?
-Así es...
-¿Sabes que soy periodista, verdad?
-Lo imaginaba... dos terceras partes de las mujeres que me llaman a media noche son periodistas, el resto ninfómanas y lolitas... alguna se ha auto definido como "vírgen loca" según lo pone el Carmina Burana (creo que de ahí lo tomó)... un porcentaje se hacen pasar por todas esas y no sé cuál es el motivo de llamarme...
-Es que... espero no te enojes... tus editores saben venderte... llamé a sus oficinas y me dijeron que la mayor parte de tus textos son experiencias propias.
-...
-¿Es cierto eso?
-...
-Perdón por las preguntas pero tú sabes que una periodista...
-Yo creo que no eres periodista...
-...
-¡Já! ¡Te caí en la movida!
-...
-¿Piensas que nos la pasaremos el resto de la madrugada jugando a los puntos suspensivos?
-No, no, disculpa, es que...
En fin. Que con ese dinero del premio -después de intercambiar direcciones y otras señas particualres-, me he venido a esta ciudad a buscarle. Llevo tres semanas aquí. Le dije a mi editor: "mira, tú tienes la culpa por darle mi número, ahora me he enganchado... ¿puedes darme trabajo en tu editorial?" Y con esa desfachatez que le solté se rió... y me dijo que sí.
Vivo en su departamento (en su "depa" como le dice). Cada mañana salimos al metro. Vamos besándonos y acariciandonos. Los demás ni voltean a vernos. Me parece que somos los únicos vivos en un mundo de muertos.
Pero hay más. Mucho más... pero eso lo dejo para mañana...